El día sin carro: reflexiones de ida

Empezó el día sin carro y muchos ya salimos a movilizarnos probablemente como lo hacemos todos los días. Otros se quedaron en casa "sacándole el quite" a la incomodidad que genera salir de la zona de comfort. Aquí unas reflexiones incial.

El día sin carro ha sido una jornada muy importante para la reflexión sobre la ciudad en Colombia, desde los primeros días que se implementó. Sin embargo, con el paso del tiempo su impacto mediático y social se ha reducido (como era esperado) y cada día escuchamos llamados que proponen mejoras, ajustes y cambios a la jornada (como corresponde con cualquier política pública).
Después de caminar por la ciudad, usar Transmilenio para hacer una vuelta y subirme en la bicicleta para ir hasta el centro de la ciudad, aquí van unas ideas para mejorar no tanto la jornada sino la experiencia de la ciudadanía en términos de movilidad. Este primer texto lo he llamado "reflexión de ida", luego escribiré mi "reflexión al regreso". 
Después de dos años el Alcalde Peñalosa ya cumplió con un segmento de la ciudadanía. La semana pasada con la firma del  y el aumento, en mi opinión, desproporcionado de la ya cumplió con los mercaderes de la ciudad, aquellos que ven en la esfera pública escenarios apropiados para montar sus negocios. Ya fueron su prioridad y les cumplió.
Es por eso que creo que ya puede pasar a priorizar al resto de personas que hacen parte de la ciudadanía, y quiero resaltar la palabra priorizar pues cosas se hacen, pero no se pone en el centro de las prioridades de la acción el bienestar todos (o de todos y todas, como prefieran). A continuación quiero compartir tres ideas que se me ocurrieron mientras me movia por la ciudad y reflexionaba sobre el futuro de la movilidad como me invita la jornada a hacerlo. Son tres ideas que no están relacionadas directamente y son propuestas puntuales para empezar a aplicar si así se quisiera. 
1. Contaminación por material particulado: Poco o nada sé sobre material particulado, pero lo siento. Reconozco fácilmente la diferencia entre respirar en una montaña y en el trayecto que recorrí esta mañana por toda la carrera 11. No veo ninguna explicación lógica ni sensata a que puedan circular tantos vehículos disparando humaradas por las calles de la ciudad. Hoy solo vi a los autobuses y taxis pero cuando se suman los vehículos particulares y motos el material que terminamos respirando todos (o todos y todas, como prefieran) es alarmante. 
Entiendo que la revisión técnico-mecánica pretende velar porque los vehículos estén en buenas condiciones. En ese sentido esperaría que al menos la revisión garantizara que los vehículos que circulan lo hagan de manera adecuada con los estándares para mitigar el impacto contaminante. Sin embargo, también entiendo que algunos congresistas que promovieron la ley terminaron siendo los dueños de los puntos de revisión (eso es un problema que se llama conflicto de interés). Y también entiendo que es un delito que debería ser investigado y castigado.
Pero lo importante, mientras se investiga, es que el Alcalde podría establecer un "ejército" de policías ambientales que detengan a esos automotores que expelen humo negro (no es difícil ubicarlos porque abundan), revisar quienes son los que les están dando certificado de revisión técnico-mecánica a unos vehíuclos y empezar a sancionar a aquellos centros que no cumplen con su trabajo y con la ley que escribieron según entiendo sus dueños.
Una idea sencilla, y fácil de aplicar: cumplir la ley que ya está escrita. 
2. Ingreso a estaciones de Transmilenio y a los autobuses: Muchos esfuerzos se hacen para diseñar y optimizar las rutas de Transmilenio (lamentablemente priorizando la rentabilidad de los operadores en lugar de la movilidad de los usuarios, pero no se puede hacer nada pues así se diseñó el negocio de Transmilenio) pero pocos esfuerzos se hacen en mejorar la experiencia de los usuarios.
Las estaciones ya están saturadas, y ante la saturación hay que restringir o montar esquemas de turnos, es decir, regular el ingreso gradual a la estación. Vale la pena recordar que los puentes de Transmilenio y las estaciones tienen capacidades máximas de aguantes, no esperemos a que se caigan para regular los límites del sistema. Una vez dentro de la estación, el comportamiento es agresivo porque la única regla válida para poder entrar a un autobús es empujar lo que más pueda. 
Alcalde, le propongo que arme un "ejército" de personas que diseñen e implemente una estrategia sencilla y lógica de espera a los autobuses en las estaciones. Una estrategia que solucione un problema sencillo que tenemos: (1) unas personas esperan, (2) otras personas llegan en un bus, (3) unas personas se deben bajar del bus, y (4) otras personas se deben subir. Seguro que hay soluciones que la razón, el conocimiento y la técnica nos pueden proveer para evitar que solo podamos usar el empujón. 
Así de sencillo es el problema y hay múltiples formas de solucionarlo, puede ser con filas, puede ser con dibujos o cintas en el suelo de las estaciones, puede ser con personas en cada módulo de las estaciones que le dicen a las personas como organizarse. 
Puede ser costoso, pero es que las sociedades organizadas y decentes se construyen invirtiendo en ellas. No es difícil, solo se requiere que se priorice a los usuarios de Transmilenio dado que ya los inversionistas de Torca o a los dueños de los buses dererían darse por bien servidos por su gestión. Mire que un proyecto tan complejo como Torca o como la osadía de meter Transmilenio en la Séptima sí pudo. Como decían abuelos: "el que quiere, puede".
3. Diseños de un sistema de metro integral para la ciudad: Hace unas semanas leí un artículo en esta red Cachaca sobre el debate del , esa columna me preocupó mucho por el mal manejo que se hace de los número dado que considero que es un claro ejemplo de cómo se pueden usar las cifras para decir lo que uno quiera, un tanto irresponsable. Pero en mi opinión, ese artículo, sirve para demostrar que el proyecto de metro para Bogotá en efecto es un minimentro (en este caso sin comillas) porque no tiene un diseño conceptual (podría decir integral). 
Esta mañana me levanté y mi cuñado me regaló esta imagen (hecha por Camilo Arturo Suárez y Daniel Lara). En cierto sentido, de manera clara y contundente sintetiza la idea que tengo. Con el único interés de perdirle el favor al señor Alcalde que no se vaya sin diseñar de maneral integral el sistema de metro para el futuro de Bogotá. Un diseño para soñar, pero para construir sobre ella ese sueño, como lo propone esta sencilla imagen. 
Es claro para todos que Bogotá es una gran ciudad de escala planetaria y que posiblemente seguirá creciendo en los próximos años y que sin sistema metro no se va a poder atender la demanda de las personas. En los noventa estuvo muy cerca de colapsar y una buena idea como Transmilenio le permitió salir a flote, pero recuerde el informe de los japoneses (el conocido informe JICA) que definía los límites del sistema de buses y la necesidad de tener un metro andando para el 2015.
No se vaya sin diseñarnos el sistema de metro de Bogotá para los próximos 100 años, la hoja de ruta de a dónde queremos llegar, un diseño integral que incluya nuestros sueños como ciudadanía que quiere seguir mejorando su calidad de vida. 
Por favor, no nos deje ese mamarracho de minimetro con adefesios de buses por la Séptima y la Caracas, y cinco troncales más que solo perpetúa el negocio de los mercaderes de la ciudad y no el bienestar de la ciudadanía.

                               Encuentre este texto en la Silla Llena

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